martes, 18 de mayo de 2010

Epidemia de Fiebre Amarilla en Buenos Aires

Episodio de la Fiebre Amarilla - Óleo de Juan Manuel Blanes

La gran epidemia de fiebre amarilla fue declarada en Buenos Aires en diciembre de 1870, pero antes ya habían habido brotes en los años 1852 y 1858. Sucede que esta última fue tan virulenta que se la comparó con las pestes acaecidas en Europa durante la Edad Media. En ese momento la ciudad se encontraba en un proceso de gran expansión y mostraba un aspecto alegre y festivo, había un clima de mucho progreso, la vida social se desenvolvía entre inauguraciones y eventos; la alegría y el ritmo impuestos por el presidente Domingo Faustino Sarmiento parecía embargar a todos.
Si bien llegaban noticias de que esta peste azotaba a Paraguay, aquí no fue tenida en cuenta y todo el mundo siguió con su plácido estilo de vida, es por eso que cuando aparecen los primeros casos se comenzó a acusar a los inmigrantes muy humildes que llegaban sin cesar, de ser los portadores de la peste.
Los inmigrantes se establecieron en la zona sur de la ciudad justo en el mismo sitio donde vivían todas las familias pudientes, entonces éstos entre indignados y horrorizados, huyeron hacia el norte, en ese momento conocido como las afueras, y lo que hoy en día conocemos como Barrio Norte, Belgrano, Palermo o San Isidro. En 1871 esta fiebre devastó a la ciudad de Buenos Aires con un saldo de 500 muertos por día durante un período de 6 meses y provocó escenas de pánico nunca vistas por estos lares. El brote comenzó desde el sector del Bajo y siguió por San Telmo, Barracas y la Boca que eran barrios poblados por familias muy acomodadas pero que también se vio  modificado por la gran incorporación de inmigrantes. En ese momento se empezó a ver a los extranjeros que llegaban en aluvión como a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, obviamente, lo primero que se pensó fue que ellos traían la peste, y hasta se los echaba del lugar de trabajo y de las casas directamente a la calle. Pero en realidad, todo comenzó con fuertes lluvias que alimentaron al Riachuelo y provocó grandes inundaciones, eso hizo proliferar al mosquito Aedes Aegypti originario de Africa y que vive en zonas muy cálidas. Sumado a que la red de agua potable en la zona sur era casi nula, a que se tomaba agua del río, a la inadecuada eliminación de los deshechos urbanos, y al precario sistema sanitario general todo colapsó y provocó la epidemia de esta terrible enfermedad que se manifiesta por la piel amarillenta y vómito negro debido a las hemorragias producidas a nivel gastrointestinal.
Lo cierto es que esta ciudad donde todo estaba floreciendo no estaba preparada sanitariamente para recibir a tantas personas y para colmo las autoridades se encontraron superadas por la situación y, en un primer impulso, escaparon a la zona norte. El doctor Wilde toma medidas y hace desalojar algunas manzanas, porque se cree que el flagelo castigará sólo a los conventillos pero el avance del mal alcanza a ricos y pobres sin distinción. Las calles eran un desfile incesante de coches fúnebres y carros que iban y venían transportando cadáveres, el 10 de abril de 1871 fueron enterradas 546 víctimas y entonces el 25 de abril se tuvo que abrir el Cementerio de la Chacarita para seguir dando sepultura ya que se denunció que había 630 cadáveres yaciendo en las calles y también habían perecido los sepultureros. Se cerraron todos los inquilinatos y las casas fueron abandonadas, la Comisión de Higiene de San Telmo propició algunas medidas de salubridad que no sirvieron absolutamente para nada, tales como hacer fogatas, quemar todos los muebles, las ropas, blanquear las viviendas interior y exteriormente y desinfectar las letrinas con cal.
Los hospitales trabajaban a un ritmo frenético mientras morían médicos y enfermeros, la gente caía directamente en las calles, huía despavorida o se suicidaba. Se produjo un éxodo y la zona sur quedó completamente abandonada. A mediados del mes de abril de 1871, la epidemia comenzó a declinar, aunque a mediados de mes repunta nuevamente la infección y se produce otra estampida, pero ya en el mes de junio la peste se alejó para siempre, dejando 13.614 víctimas.
A pesar de esta devastación hay que destacar la actuación de algunos médicos que se quedaron firmes tratando de aportar alguna ayuda o solución, ellos fueron el Doctor Roque Pérez, Doctor Manuel Argerich y el Doctor Francisco Muñiz, además de sesenta sacerdotes, doce médicos, cinco farmacéuticos y cuatro miembros de la Comisión Popular. La Reina del Plata quedó diezmada, pero poco a poco empezó la reconstrucción ya con una Defensa Civil más organizada y se empezó a pensar en que quizás eran los soldados que regresaban de la guerra del Paraguay los que traían la enfermedad. La microbiología era una materia incipiente que estaba recién dando sus primeros pasos pero ya se contemplaban las primeras nociones, entonces el gobierno proclamó su culpa y se impulsaron medidas de salubridad e higiene; la Primera Orden de Caballería Argentina Cruz de Hierro reconoció el valor de la Defensa Civil y se comienza lentamente la reconstrucción de la ciudad formando un nuevo mapa poblacional. Al mismo tiempo, entre tantas penurias, un nuevo ritmo musical nacía: el Tango.

9 comentarios:

martinealison dijo...

Bonsoir ma chère Carolina,
Il vaut mieux danser le tango que de vivre une telle épidémie... En France nous avons eu notre fléau avec la peste au moyen âge...
Bisoussssssssssss

luther blues dijo...

Es increible pensar que a mas de cien años de esta epidemia ,no estemos preparados para las mas nuevas ,como fue el caso del año pasado con la gripe A ,te acordas ...
Un beso y a cuidarse jeje

Diana de Méridor dijo...

A veces brotan flores entre la tristeza, como fue el caso del tango.
Es terrible cómo estamos a merced de las enfermedades, y cómo tan pronto como aprendemos a controlar una, otra nos sobrecoge. Parece que nunca lograremos ganar esa batalla.

Buenas noches, madame

Bisous

Alejandro dijo...

Interesante saber como quedo situada la poblacion de la Ciudad de Buenos Aires. Y tambien fue una sorpresa saber como llegó el mosquito del dengue para estos pagos!!

Patricia dijo...

muy completa exposición de un tema del que sabía de su existencia pero nunca había profundizado tanto.
un abrazote!!!!

Anónimo dijo...

nunca podremos ganarlela batalla a las enfermedades, cada vez que logramos controlar una viene una mutación peor y causa grandes estragos.

El tema de las fiebres amarillas fue dantesco...

Una gran entrada.

Un saludo!

Patricia dijo...

ah, sí, a mí me pasó lo mismo, no veía los comentarios, bueno ya pasó, todo arreglado!
un abrazo enorme!

Carmen dijo...

Carolina, cuentas las historias de tal forma que hace mantener el interés de principio a fin. Me encantan, aunque en este caso sea una de las peores páginas en la historia de Buenos Aires. Estoy aprendiendo mucho de esta ciudad gracias a ti.

¡Muchos besos, y feliz finde!

Daniel dijo...

Hay que entender que la gran pujanza de la Reina del Plata ejercía un poder de atracción al cual no podían resistirse ni siquiera los mosquitos.

Lamentablemente la convivencia no funcionó.